Cómo manejar una discusión de pareja frente a los hijos

¿Alguna vez tu pareja te interceptó justo en un momento límite de impaciencia y con tus hijos presentes? ¿Qué hacer frente a esta situación?
Todos los padres queremos proporcionar felicidad a la familia. No obstante, es natural tener ciertas diferencias de opinión con tu esposo o esposa.
Para no dar paso a situaciones irreversibles que puedan crear molestias, perturbaciones o hasta traumas en los niños, vamos a explicar en este post, cómo se forma el enojo, qué impacto tiene en los hijos y cómo evitar en lo posible a las discusiones de pareja.
¿Cómo se forma el enojo?
Las discusiones más comunes son originadas por tener distintos modos de pensar y querer predominar la opinión propia en una lucha de poder. También es común discutir por temas de sobreprotección. Las burlas, aunque inocentes, entre uno de los miembros de la familia deben evitarse en lo posible porque pueden desatar una pelea. Recomendamos contratar a un psicoterapeuta para regularizar este tipo de problemas.
Advertimos que, ante ningún motivo hay que ejercer violencia física, pues los hijos copiarán esta actitud.
¿Qué impacto tiene en los niños presenciar las peleas entre sus padres
Los niños se entristecen cuando descubren esta situación, suelen asustarse o preocuparse, reaccionar a los gritos o llorar. Pueden incluso sentir dolores de cabeza, desarrollar problemas de atención, problemas nerviosos o presentar insomnio. En la escuela pueden mostrar desmotivación, desinterés, hiperactividad, un carácter agresivo o aislación social, así como imitar la conducta de sus padres.
También es usual que muestren retrocesos en su desarrollo actual, con malos hábitos ya superados, como chupar o morderse los dedos, mojar la cama o presentar raros hábitos alimenticios, que es una señal de desadaptación. Las separaciones pueden generar problemas de ansiedad o depresión, que pueden brotar o perdurar hasta la vida adulta.
Cómo encaminar las discusiones de pareja
– Antes que nada, hay que responsabilizarnos de nuestros propios sentimientos y expectativas y mantener un total manejo de nuestras emociones.
– Los niños deben sentir siempre que sus padres son un equipo que forma una unidad fuerte, capaz de proteger de él y brindarle estabilidad.
– Si es que ya se encuentran en medio de una contienda, no hay que involucrar a los hijos en ello, ni usarlos de aliados o desfogue. Esto genera dolor y confusión al hijo, pues sentirá que está traicionando en alguna de las partes.
– Al generarse una discusión debemos ir a un espacio alejado de su campo visual, donde no nos escuchen. Los niños tienden inconcientemente a culpabilizarse por los problemas de su entorno.
– No es bueno tener frente a los niños discusiones relacionadas al estilo de crianza y mucho menos que la madre o el padre se desautoricen uno al otro frente a sus ojos.
– Si es inevitable la presencia del niño en el ambiente, se debe conversar de manera que le demuestre que sus padres tratan de entenderse y llegar a un acuerdo. También es importante aclarar todas las ideas negativas que el niño pueda haber adquirido, por ejemplo, explicarles que es común que a veces las personas discutan, pero que hay maneras adecuadas de hacerlo.
Sin embargo, esto no significa que los padres no puedan discutir. Significa que una simple discordia no debe llegar a los gritos, insultos o a la agresión física.
Las discusiones suceden con frecuencia, pero son superables.
Con amor, comprensión y voluntad, las familias pueden solucionar casi cualquier problema y conservarse unidas.
Fuentes:
http://www.guioteca.com/educacion-para-ninos/discusiones-entre-los-padres-%C2%BFcomo-afectan-a-los-hijos/